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Sanitaria - Adultos - Mayores

Abuso de sustancias adictivas

Es necesario afrontar el tratamiento de las adicciones desde un enfoque multidisciplinar.
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El uso de psicoactivos con fines terapéuticos, recreativos y sacramentales es tan antiguo como la propia Humanidad. A lo largo de casi todo el siglo XX, el uso de sustancias psicoactivas con fines no médicos ha dado lugar a varias crisis sociales y sanitarias de distinta intensidad. Pero el primer problema con el que nos encontramos a la hora de valorar el fenómeno de las drogas es la dificultad para encontrar una definición adecuada. Los términos drug (en inglés) y drogue (en francés) se utilizan indistintamente para definir fármacos de prescripción como sustancias psicoactivas sin utilidad terapéutica. Según la Organización Mundial de la Salud, droga es “toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, pueda modificar una o varias de sus funciones”(OMS,1969). Esta definición es poco útil e inexacta, ya que engloba fármacos de prescripción, sustancia psicoactiva, muchas plantas, sustancias químicas o tóxicos para el organismo.

El término droga de abuso define mejor lo que coloquialmente entendemos como droga: “sustancia de uso no médico con efectos psicoactivos (capaz de producir cambios en la percepción, el estado de ánimo, la conciencia y el comportamiento) y susceptibles de ser autoadministradas”. Así, la diferencia entre una droga y un fármaco no viene dada por criterios farmacológicos, químicos o médicos, sino por dos pequeños matices de tipo instrumental y social: el que sea el propio individuo quien se administra la sustancia sin prescripción médica y que el objetivo sea distinto al de la curación de una patología

Uso: Entendemos por uso aquel tipo de relación con las drogas en el que, bien por su cantidad, por su frecuencia o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto, no se detectan consecuencias inmediatas sobre el consumidor ni sobre su entorno.
Abuso: Entendemos por abuso aquella forma de relación con las drogas en la que, bien por su cantidad, por su frecuencia y/o por la propia situación física, psíquica y social del sujeto, se producen consecuencias negativas para el consumidor y/o su entorno.
Se denomina tolerancia a la necesidad progresiva de administrar cantidades crecientes de una sustancia para conseguir el efecto deseado. Otra forma de definir este concepto es el efecto obtenido tras la administración de una misma cantidad de sustancia, que disminuye claramente con el consumo continuado. La tolerancia obliga a incrementar la dosis para alcanzar el mismo efecto.
El manual DSM-IV define como dependencia a sustancias: conjunto de síntomas cognoscitivos, comportamentales y fisiológicos que indican que un individuo continúa consumiendo una sustancia a pesar de la aparición de problemas significativos relacionados con ella. En el paciente dependiente existe un patrón de autoadministración repetida que a menudo lleva a la tolerancia, síntomas de abstinencia y a una ingestión compulsiva de la sustancia.
El término inglés craving hace referencia a un deseo extremadamente intenso e irrefrenable de autoadministrarse una sustancia. Algunas drogas como el alcohol, el tabaco o la cocaína tienen más facilidad para provocar este fenómeno en personas dependientes o consumidores habituales. El craving puede aparecer semanas o meses después de haber abandonado el consumo y superado el síndrome de abstinencia agudo.

Sintética

Reciben el nombre de drogas sintéticas aquellas que se fabrican a través de procesos químicos y que, a diferencia de la cocaína o la marihuana, no se obtienen de un vegetal sino a partir de cambios moleculares realizados en laboratorios para lograr resultados psicoactivos.

Estas son distribuidas en forma de pastillas, cápsulas, polvos o líquidos.

En muchas ocasiones, son principios activos abandonados por las industrias farmacéuticas, por sus efectos indeseables que son rescatados para ser utilizadas como sustancias de abuso.

La fabricación en laboratorios clandestinos y el desconocimiento de su composición final, las convierte en especialmente peligrosas, porque sus efectos no son claramente previsibles.

En especial, los expertos destacan que este tipo de drogas, entre las que se destacan el éxtasis y la ketamina, afectan los sistemas neurológicos de manera aguda o crónica, como efecto residual por uso repetido. Además, el cuerpo desarrolla tolerancia y pide más, con un consecuente y riesgoso aumento de la dosis.

Opioides

El término opiáceo se refiere a los alcaloides presentes en el opio, un extracto de la exudación lechosa y blanca obtenida de la incisión de la cápsula de la amapola o adormidera (Papaver somniferum L.). También se ha utilizado tradicionalmente para referirse a los derivados naturales y semi-sintéticos de la morfina. Este término se usa con frecuencia incorrectamente para referirse a todas las drogas con acción farmacológica similar al opio o a la morfina, las que pueden clasificarse más apropiadamente bajo el término opioide.

Los principales opiáceos provenientes del opio son la morfina, codeína, y tebaína. La papaverina también está presente, pero prácticamente no tiene efecto sobre el sistema nervioso central, por lo que verdaderamente no se considera un opioide.

Los opioides son medicamentos que alivian el dolor. Reducen la intensidad de las señales de dolor que llegan al cerebro y afectan las áreas del cerebro que controlan las emociones, lo que disminuye los efectos de un estímulo doloroso. Los medicamentos que pertenecen a esta clase incluyen la hidrocodona (por ejemplo, la Vicodina), la oxicodona (por ejemplo, el OxyContin y el Percocet), la morfina (por ejemplo, el Kadian y la Avinza), la codeína y otros medicamentos relacionados.

Cocaína

Se extrae de la planta de la coca (en quechua: kuka). Las hojas de la coca se mastican como estimulante para resistir diferentes inclemencias, tales como el apunamiento o soroche, también llamado mal de las alturas. Dichas hojas poseen 14 alcaloides naturales dentro de los cuales cabe distinguir la globulina, un cardiotónico que regula la carencia de oxígeno en el ambiente, mejorando la circulación sanguínea y, como se indicó antes, evitando así el mal de las alturas. Sin embargo, el alcaloide más conocido es la cocaína, el cual, consumido a través de la masticación de la coca, tiene propiedades anestésicas y analgésicas.

La cocaína también conocida simplemente como coca, es un alcaloide tropano cristalino y fuerte estimulante utilizado sobre todo como droga recreativa. Las formas más comunes de consumo son inhalación, insuflación o inyección en vena. Los efectos mentales que provocan incluyen la pérdida de contacto con la realidad, agresividad, la agudización del estado de alerta y manía persecutoria, una intensa sensación de felicidad y agitación psicomotriz. Los síntomas a nivel físico son una rápida frecuencia cardiaca, sudoración y dilatación de las pupilas. Altas dosis pueden provocar una tensión arterial alta y el aumento de la temperatura corporal. Los efectos comienzan apenas unos segundos (o minutos) después de su consumo y duran entre cinco y noventa minutos. Aunque la mayor parte de su consumo se realiza de forma ilegal, la cocaína tiene un pequeño número de usos médicos aceptados como anestésico tópico y antihemorrágico durante cirugías nasales, entre otras.

Cannabis

Cannabis sativa es una especie herbácea de la familia Cannabaceae con propiedades psicoactivas. Es una planta anual originaria de las cordilleras del Himalaya, Asia. Los seres humanos han cultivado esta planta en el transcurso de la historia como fuente de fibra textil, aceite de semillas y alimento (generalmente, con variedades de bajo contenido en THC, llamadas cáñamo). Se ha utilizado durante miles de años como planta medicinal —con registros escritos que datan de 2737 a.C.3 —, como psicotrópico y como una herramienta de carácter espiritual. Su fibra tiene usos variados, incluyendo la manufactura de vestimenta, cuerdas, textiles industriales y papel. El aceite de sus semillas se puede usar como combustible y en la preparación de alimento del ganado.

Marihuana es un término genérico empleado para denominar a los cogollos de esta planta, que son sus flores femeninas; y al hachís (su resina), extraído del procesamiento de los tricomas glandulares, mayoritariamente asociados a las flores femeninas, que sintetizan y acumulan altos contenidos de cannabinoides. Debido a sus propiedades psicoactivas, es una de las pocas plantas cuyo cultivo se ha prohibido o restringido en muchos países

El hachís es un producto del cannabis, definido como la resina separada, en bruto o purificada, obtenida de la planta de cannabis.1 Es más potente que otras preparaciones, y proviene de las secreciones de las sumidades floridas y partes femeninas de la planta Cannabis sativa.1 2 Estas han sido presionadas conjuntamente en ladrillos o bultos que varían de color amarillo, marrón y negro.1 El hachís es fumado en cigarrillos o pipas, a menudo mezclado con tabaco.1

El contenido de THC del hachís suele ser de 8 a 15 por ciento, dependiendo de la calidad del material vegetal y los adulterantes. Suele ser adulterado y coloreado de negro para dar la impresión de tener calidad alta, comúnmente con alheña ("henna"), regaliz, césped común, harina y estiércol. El hachís es la forma más común de cannabis en Asia, África y Europa.

Abordaje

Es necesario afrontar el tratamiento de las adicciones desde un enfoque multidisciplinar, en el que exista un trabajo de equipo. El factor farmacológico para el control de síntomas asociados al consumo, el enfoque de la psicoterapia para la modificación de los patrones de  pensamiento y comportamiento y el enfoque social – familiar  para abordar las relaciones sociales familiares  y modificar la dinámica y la red de apoyo.

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Protocolo

Los protocolos tienen por objetivo definir, homogeneizar, enriquecer y ajustar las actuaciones de las distintas áreas profesionales, como garantía de una intervención interdisciplinar de calidad, en el marco del modelo de intervención.

Desarrollar la intervención desde las pautas comunes de actuación homogeneizando la intervención de los profesionales, organizar y facilitar la intervención del área psicológica con objeto de ajustar las intervenciones a las necesidades de los pacientes. Aunar criterios comunes de intervención que contemplen las diferentes orientaciones y escuelas y facilitar la toma de decisiones y la evaluación de las intervenciones.

Proceso

El proceso mediante el cual una persona pasa desde una adicción activa hacia la recuperación sostenida, está en realidad basado en una toma de conciencia progresiva acerca del problema, y en la necesidad de cambio que influyen en la motivación. Prochaska y Di Clemente han delineado un modelo para describir el proceso de motivación creciente para el cambio, que permite evaluar la disposición hacia el cambio de cada persona.